Ni egocéntrica ni exhibicionista, sino todo lo contrario. Aunque el título y la fotografía de este post parezcan indicarlo así. Es pura contradicción. De esa, que según, Flower y el Sr. Marqués, a veces hago gala. Aquí, en la East Side Gallery de Berlín, comienza el relato de mi personalidad, que he escrito basándome en las opiniones de mis dos mejores compañeros de viaje de todos los tiempos.
«No hay miedo»
y «cualquier lugar es bueno». Fue lo primero que dijeron ambos al ver la foto que iba a usar como portada de este post. «Es capaz de hacer un calvo en mitad de la plaza de San Pedro del Vaticano», añadió el Sr. Marqués sin dudar de que me atrevería. Si no lo he hecho ha sido porque cuando he estado allí no me ha salido. Eso es porque para mí este gesto tan representativo mío no es algo irreverente, sino que siempre me ha resultado más fácil enseñar el culo que el alma.
«Realmente sí que tiene miedo, pero si hay una torre, ahí que vamos», comenta Flower. «Aunque haya que taparle la visibilidad a la bajada para que no le de vértigo, darle la mano como a una abuelica, al final saca fuerzas para subir incluso hasta las torres gemelas de Bolonia, a las 12 de la mañana con un calor asfixiante. Donde no llegó a terminar la subida fue al Roque Nublo en Gran Canaria, a pesar de que se quedó a 10 metros de la cima. Dijo que se sentaba y no subía más.. Y allí se quedó. Pura cabezonería maña», recuerda el Sr. Marqués.
Luego las vistas siempre merecen la pena, como éstas desde la torre de la televisión de Berlín. Con las alturas me pasa como con los aviones, que no me gustan nada, y puedo llegar a convertirme en un ser bastante desagradable en un aeropuerto o en un vuelo. Pero me pueden más las ganas de viajar y tiro adelante con lo que haga falta.
De paseo
«Precaución ante todo, ¿eh?. Tú vete tranquila admirando todo, aunque sean las piedas del camino». Así recuerda irónicamente el Sr. Marqués el día que decidimos alquilar una bicicleta para movernos por Copenhague.
Flower también tiró de ironía para paliar la desesperación que le producía el verme ir de paseo por las calles de la capital danesa. «¿Pero por qué tienes que ir todo el camino a 3 kilómetros de nosotros? Si eso, cuando lleguemos ya te mandamos un whatsapp». En Berlín ni se nos ocurrió alquilar una bicicleta. Nos movimos en transporte público… Y andando.
«Sí, es posible llegar desde la avenida Unter den Linden de Berlín hasta la East Side Gallery andando. Se tarda un buen rato, pero se llega», asegura Flower. Doy fe de que así lo hicimos, y tardamos tanto que a mitad de camino paramos a comprar agua y unas patatas fritas para el camino, habíamos hecho hambre.
Por supuesto, si llegamos hasta allí fue gracias al sentido de la orientación de Flower, porque si hubiera dependido de mí o del Sr. Marqués, igual seguíamos dando vueltas por Berlín ahora mismo y peleándonos con el Google Maps como en Cerdeña o en Malta.
Donde sí que conseguí llevarles, sorprendentemente, fue a una zona de hamacas ubicada cerca del río Spree, con unos cuantos puestos de comida rápida y servicio atendido de bebidas. La vi un día por la mañana de casualidad cuando pasamos cerca y terminó por convertirse en nuestra cita ineludible para relajarnos al final del día tras nuestras maratonianas jornadas de turisteo por la ciudad.
Nos gustó tanto la idea que pensamos en trasladarla a Madrid. De vez en cuando, en los viajes los 3xelmundo nos inspiramos y vemos posibilidades de negocio utópicas que nunca llevamos a la práctica, como la reapertura del Café de Chinitas en Málaga. Pero nos valen para hacer volar la imaginación y echarnos unas risas pensando en cómo lo haríamos.
Berlín la nuit
Otra de nuestras citas obligadas en nuestros viajes es descubrir la vida nocturna de cada lugar. Si a eso le añadimos que coincide que tiene lugar la final del Mundial de Fútbol de 2014, que estamos en Berlín y que Alemania es una de las finalistas, pues echarnos a las calles a vivir el ambiente festivo es inevitable. «Aunque la televisión del bar en el que estábamos iba con retardo y los del bar de enfrente celebraran el gol antes que nosotros y no consiguiera tomarme una copa en condiciones», rememora entre risas Flower.
Por supuesto, de todos los bares de la ciudad, con la mayor inconsciencia y siguiendo una extraña pauta que nos «perseguía» esos años allá donde fuéramos, acabamos viendo el partido en una terraza de uno que encontramos al azar en la Oranienburguerstrasse. Estuvimos rodeados de «señoritas que fuman» que esperaban pacientes en ropa interior bajo la lluvia y soportando estoicamente el frío a que sus futuros clientes terminaran de ver el fútbol y les hicieran un poquito de caso.
No nos dejamos nada por ver
«Y otra foto de la catedral, desde otro ángulo, que todavía no le has hecho ninguna de ese lado», se queja el Sr. Marqués. Tengo que reconocer que cuando me gusta algo, puedo ser algo pesada. Y que me encanta empaparme de la cultura y de la historia de los sitios a los que viajo. Imaginad lo que disfruté en Berlín, una de las capitales europeas que ha vivido muchos de los acontecimientos relevantes del siglo XX.
Últimamente le he cogido mucha afición a los free tours, me sirven para tener una idea general y orientarme (en la medida de lo posible) en la ciudad cuando la visito por primera vez. «Y para preguntarle al guía por los restaurantes y bares de copas de la ciudad», concluye el Sr. Marqués. No le voy a quitar la razón, porque la tiene.
Y eso que tanto Flower como el Sr. Marqués coinciden en destacar de mí que soy demasiado insistente (el Sr. Marqués directamente me califica de «cabezurra»). También se quejan de mi mal despertar y de mi mal caracter en aeropuertos y aviones. No me veo aquí tampoco con argumentos para quitarles la razón a ninguno de los dos.
Eso sí, el Sr. Marqués destaca de mí que «si nos enfadamos por algo, a los 5 minutos ya se nos ha pasado» y agradece infinito mi planificación de los viajes y mi capacidad resolutiva de los problemas ya sea «en inglés, francés, italiano y hasta danés si hace falta». Además de mi disponibilidad y habilidad para conducir «por la derecha, por la izquierda, o por el centro si es necesario. Y volar porque no procede, si no, también». Flower reconoce que a pesar de mi insistencia cuando quiero algo «es posible negociar siempre, llegar a un acuerdo de lo que queremos hacer, ya sea una solución intermedia que nos valga a todos o un «tú a Bostón y yo a California» de los nuestros y que no pase absolutamente nada».
Por todo esto que habéis leído en este post, y a pesar de que siempre ha sido muy agradable compartir mis vacaciones con otras personas, siempre he considerado a Flower y al Sr. Marqués mis mejores compañeros de viajes. Pronto, en cuanto las circunstancias lo permitan, volveremos a ser los 3xelmundo.
Viaje realizado a Alemania en julio de 2014 con Flower y el Sr. Marqués.
Jajaja, me uno al señor Marqués y Flower con que puedes ser un poco intensa con verlo TODO!