Las fiestas comienzan un mes antes
En el mes de abril, ya se escuchan estas dos frases por el pueblo: «ya huelen las hachas» y «ya huele a rosquillas». Una de las principales características de estas fiestas de mayo es la participación popular, empezando por las varas, y todos los preparativos que conllevan.
Ensayos, caretas y rosquillas
Un mes antes, danzantes y contradanceros empiezan a ensayar sus bailes. Primero son a puerta cerrada y después ya cualquiera puede ir a presenciarlos (mi abuelo, que fue contradancero, nos llevaba de pequeños a mi hermano a mí y a verlos, y de ahí se nos ha quedado la costumbre de no perdernos ninguno si podemos asistir).
Al finalizar uno de estos ensayos, unos 15 días antes del 19 de mayo, los contradanceros acuden a casa de Manuel Cano a pedirle que les haga las caretas. Este cetinero lleva desde los 18 años elaborando a mano con cartón y pintando con mimo y dedicación las 8 caretas de los contradeceros (el diablo va maquillado pero a cara descubierta). Así, desde hace 57 años.
Los contradanceros, al terminar su baile, guardan de recuerdo o regalan sus caretas a quien estiman oportuno, y se convierten de esta manera, por escasez y significado, en un bien preciado. En mi casa, una de ellas, convertida en objeto de decoración que lucimos con orgullo, da la bienvenida a los visitantes (¡gracias Samu!).
Durante el mes de mayo, los panaderos del pueblo han tenido tradicionalmente un «trabajo extra» que han desarrollado con gusto: elaborar las rosquillas que adornan las peanas de la Virgen de Atocha y de San Juan Lorenzo y que colocan las varas de cada año.
Las hachas y los hacheros
Otra parte fundamental de los elementos que acompañan a los contradanceros son las hachas, que les acompañan en alguna de las mudanzas y el único punto de luz que hay mientras desarrollan su baile.
Durante el puente del 1 de mayo, los contradanceros y sus hacheros quedan para hacer las hachas. Hay que seguir un proceso: desilachar la cuerda, trenzarla adecuadamente después, mezclarla con distintos productos en ebullición (entre ellos la pez que les da su olor característico al quemarse después en la plaza), apretarla para que no se deshagan y colgarlas para que se sequen. Unos días antes del 19, se cortan a la altura adecuada y pintan. (ver vídeo abajo).
Homenaje especial dentro de la contradanza merece el papel del hachero. En primer lugar acompaña a hacer las hachas y se quema las manos con él (antes, era un cometido reservado para contradanceros y hacheros, pero en 2017 yo fui la primera mujer en abrir la brecha y ayudar a apretar las hachas y desde entonces «admiten esa colaboración femenina»). Durante el baile, mientras los contradanceros no la necesitan, el hachero sujeta el hacha y se preocupa de mantenerla encendida, y cuando las mudanzas la requieren, de acercársela a cada uno de ellos.
Las cosedoras
Los trajes de los danzantes, mayoral, zagal y contradanceros llevan infinitas horas de costura a sus espaldas. Primero para su elaboración (en los trajes de los danzantes abundan las cintas y bordados) y luego para que no se muevan en ningún momento durante el día 18 y 19, a pesar de los bailes y los movimientos imposibles de todos los que los lucen.
Los bordados de los trajes de los contradanceros (los 4 que van delante vestidos de negro con dibujos en blanco, los 4 que van detrás vestidos de blanco con dibujos negros, y el diablo de rojo y blanco) están repletos de simbolismos: motivos florales o geométricos, cruces, estrellas u homenajes a familiares y allegados a través de determinadas imágenes.
Coserles adecuadamente el día de la contradanza es fundamental para su seguridad, más allá de una cuestión estética. En algunas de las mudanzas tienen que sujetarse fuertemente a los trajes y eso les ayuda a mantener el equilibrio. Y es todo un arte, no todo el mundo sabe hacerlo (cuando no sabes coser bien, como yo, que no sé coger una aguja, y te acercas a ver cómo se hace, las cosedoras suelen solicitar ayuda con la expresión «¡pues a enhebrar!», invitándote de esa manera a participar del ritual. Y cualquiera no les hace caso).
Encendido de las hachas y ronda
Convenientemente cosidos y vestidos, los contradanceros se reúnen sobre las 9 de la noche en casa del diablo, para dirigirse poco después a encender las hachas en la puerta de la casa de la primera vara. A continuación, hacen una ronda, acompañados de vecinos y música, por la casa del alcalde y el cura. Minutos antes de las 11 de la noche, es el momento de parar, coger aire y ponerse las caretas. A las 11 en punto, comienza el espectáculo en la Plaza de la Villa.
Explosión de alegría
Una vez que acaba la contradanza, es el momento de la celebración: felicitaciones a los contradanceros, fotos con ellos, entrevistas con algún medio de comunicación… y fiesta por todo el pueblo. Los contrandaceros hacen algunas mudanzas en casa del cura, del alcalde, y de los maestros o de quién quieran dedicárselas y en cada bar del pueblo. Por último, acuden al pabellón municipal, donde la orquesta para la música para recibirles y ellos vuelven a representar «el retablo» (normalmente) u otras mudanzas para todo el pueblo (vídeo abajo). A partir de ahí… fiesta hasta que el cuerpo aguante.
Cetina (parte I): https://www.3xelmundo.com/cetina-parte-i-viva-san-juan-lorenzo/
Cetina (parte II): https://www.3xelmundo.com/cetina-parte-ii-y-viva-santa-quiteria/