Toda la ciudad es un monumento en sí mismo: palacios, jardines, museos, iglesias, los edificios situados en el borde de los canales… Y en cada punto de ella, puedes encontrar un recuerdo de la historia de las dinastías de los zares rusos, desde sus etapas de esplendor hasta su caída. San Petersburgo desprende vida en sus calles, movimiento, actividad… Y nosotras no queríamos perdérnoslo, faltaría más.
Plaza del Palacio versus Plaza Roja
Tal cual cruzamos el Arco del Triunfo (imagen de cabecera de este post) nos dimos cuenta de que se había hecho bueno el dicho de que las comparaciones son odiosas. Y, en este caso, además, totalmente innecesarias. Si la Plaza Roja de Moscú es imponente, la Plaza del Palacio no se queda atrás.
Escenario de algunos de los acontecimientos más relevantes de la Revolución Rusa de 1917, está presidida, por un lado, por un monumental Arco de Triunfo, coronado por una cuádriga y que sirve de nexo de unión entre el Estado Mayor del Ejército y el Ministerio de Asuntos Exteriores, y por otro, por el Palacio de Invierno, que alberga el Museo del Hermitage.
Y en mitad de la plaza, se alza la columna más alta del mundo (47 metros), erigida para conmemorar la victoria de las tropas rusas sobre las de Napoleón. Se trata de la columna de Alejandro, construida en una sola pieza de granito rojo, colocada sin sujección al pedestal, con un ajuste arquitectónico perfecto, y coronada por un ángel que sostiene una cruz.
Los 4 días del Hermitage
Si las vistas desde la Plaza del Palacio del Museo del Hermitage son espectaculares, las que dan a la rivera del río Neva no desmerecen en absoluto. El Museo (toda la información sobre entradas y horarios en la sección «San Petersburgo en 3 pasos«) está compuesto por varios edificios interconectados y, según nos explicó la guía del free tour que hicimos, (totalmente recomendable por su amabilidad y explicaciones), se calcula que para recorrer todas sus instalaciones es necesario dedicarle 4 días completos.
Por supuesto, ni los teníamos ni queríamos ocupar todo nuestro tiempo dentro de un museo en una ciudad con tanto qué ofrecer. Hicimos una visita de unas dos horas, por la tarde hasta el cierre. Además de las obras que contiene, merece una mención especial su decoración, que en algunas salas te trasladan hasta los buenos tiempos de los zares Pedro III y Catalina la Grande, dos de sus más representativos inquilinos.
En el exterior del museo, hay que hacer una visita obligada al Pórtico de los Atlantes (casi sin tanta obligación en algunos casos, pues es una de las salidas del museo) y participar de su leyenda para atraer la buena suerte (ver cómo en «San Petersburgo en 3 pasos«).
A los dos lados del río
La importancia del río Neva a su paso por la ciudad no se mide sólo porque sea una parte fundamental de su actividad económica desde hace siglos (es navegable, y ya en la Edad Media servía de comunicación entre el Volga y el Mar Báltico) sino porque forma parte del Centro Histórico de San Petersburgo, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Es imposible determinar cuál de las dos vistas desde las dos orillas es más impactante. De la parte occidental destaca el Edificio de la Bolsa, flanqueado al frente por las dos columnas rostrales (ver «San Petersburgo en 3 pasos«), el Crucero Aurora, epicentro de la revuelta que acabó con el zarismo en Rusia, y la Fortaleza de San Pedro y San Pablo.
Esta fortaleza es la primera edificación de San Petersburgo, y el segundo monumento visitado de la ciudad después del Museo del Hermitage. Con una entrada combinada que cuesta 750 euros (unos 10 euros) se puede visitar su catedral, donde están enterrados prácticamente todos los zares de la dinastía Romanov, sus museos y la prisión del Bastión de Trubetskoy. A nosotros nos llevó toda una mañana verla con tranquilidad (si vais, por cierto, que no sea en miércoles, que cierra).
La Venecia del Norte
Así es conocida también San Petersburgo, una ciudad acostumbrada a «cambiar de nombre» a lo largo de la historia. Esta denominación proviene de los más de 60 canales que surcan toda la ciudad. Atravesarlos es fácil por cualquiera de los cerca de 400 puentes que conectan tanto sus dos orillas como las del río Neva.
Esta foto está tomada desde el canal Griboedova. A la derecha se puede observar el edificio Dom Knigi o Casa Singer, (para mí el más bonito de la ciudad), que alberga una librería en su interior y la cafetería Singer en lo alto, con unas espectaculares vistas. La principal de ellas, la que tiene justo enfrente, la Catedral de Kazán, uno de los mayores templos de San Petersburgo (es visitable pero no se pueden hacer fotos en el interior, ya que se celebra culto con normalidad en sus instalaciones).
Calle arriba, calle abajo
Con una longitud de 4,5 kilómetros (desde la Plaza del Palacio hasta el Monasterio de Alexander Levski), la Avenida Nevski es, evidentemente, la arteria principal de la ciudad. La mezcla de estilos arquitectónicos de los siglos XVIII al XX caracterizan los edificios y monumentos que se encuentran en ambas aceras y en sus alrededores.
De toda ella, nosotras visitamos unos 3 kilómetros, los que van desde la estación de tren de Moskovsky hasta la Plaza del Palacio. No sólo nos maravillamos con todo lo que ofrece esta calle, sino que además nos desviamos ligeramente para visitar otros monumentos de interés de la ciudad que no están justamente en la avenida, como el Palacio de Verano o el Almirantazgo. Tres días no nos dieron para recorrerla entera y ver todos sus aledaños.
Mención especial para…
La Iglesia de San Salvador de la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurrección de Cristo (sí, parece ser que en esta ciudad no vale con tener sólo un nombre para denominar sus principales monumentos). Construida en el lugar donde asesinaron al zar Alejandro II en 1881, sus cinco cúpulas son representativas del estilo arquitectónico ruso.
Si el exterior es espectacular, el interior es sorprendente. No he visto en mi vida una iglesia tan recargada (suelos, paredes, techos, iconostasio…) pero con tan buen gusto. Es una mezcla perfecta de elementos de mármol, dorados, piedras preciosas y vitrinas de colores que no desentonan en ningún momento.
Y, tras haber visitado los principales puntos de interés de San Petersburgo en 3 días, tocaba volver a casa. Estábamos agotadas por el esfuerzo de haber querido aprovechar cada minuto del día para llegar a todo. Pero no se puede, así que, de esta manera, tenemos excusa para volver.
Viaje realizado con Flower en septiembre de 2016
San Petersburgo en 3 pasos: https://www.3xelmundo.com/san-petersburgo-3p/