Tras una noche toledana en La Habana, llegamos a Varadero en un autobús desvencijado recorriendo durante horas las maltrechas carreteras cubanas. Eso sí, la parada intermedia, en un chamizo que servía bebidas y tenía unos baños inmundos, estuvo amenizada por un grupo de músicos que tocaban en el arcén de la carretera. Al menos que […]
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